Maíz: micro-fertilización eficiente desde el arranque

Maíz: micro-fertilización eficiente desde el arranque

Una eficiente nutrición de los cultivos a partir del uso de fertilizantes ofrece un impacto directo en la productividad. Un plan de fertilización completo debe considerar las demandas del cultivo como también las nuevas herramientas disponibles a la hora de seleccionar la fuente correcta.

Ya finalizada la campaña gruesa 21/22, es un buen momento para comenzar a proyectar cálculos y a pensar las estrategias productivas con miras a la siembra 2022/23, donde los primeros planteos tempranos arrancan entre fines de septiembre y principios de octubre.

Una de las estrategias que debemos diagramar correctamente es la de fertilización, teniendo en cuenta que el maíz es uno de los cultivos que mejor responde al aporte de nutrientes, devolviendo en rendimiento la inversión. Por eso, con tiempo antes de la implantación, podemos plantear incluir “arrancadores” a la siembra, apuntando a lograr este salto productivo.

Conocer los requisitos nutricionales específicos del maíz es importante para implementar recomendaciones de fertilización balanceadas que nos permitan aumentar tanto el rendimiento como la calidad del grano, llevando al mínimo el impacto ambiental.

Históricamente en Argentina se realizaban aplicaciones de nitrógeno (N) con el objetivo de desafiar los rendimientos. Gracias al avance de la genética y perfeccionamiento de las técnicas de cultivos, se fueron incorporando el fósforo (P) y el azufre (S) en las fertilizaciones de base. En los últimos años, sobrada investigación demostró las ventajas de incorporar también micronutrientes deficitarios como el zinc (Zn).

El nitrógeno es la base del rendimiento en maíz, donde el requerimiento es de 20-22 kg de nitrógeno por tonelada de grano. Siempre deberemos efectuar ajustes teniendo en cuenta el ambiente, el híbrido y la densidad de siembra. Cuando apuntamos a altas dosis para ambientes con potenciales máximos, es importante contemplar aplicaciones múltiples, ajustando según planteo, estado del cultivo y perspectivas de rendimiento.

El fósforo es clave para la planta, ya que es el transportador de energía que tiene el cultivo. Es un macronutriente de alta demanda en el arranque para un mayor desarrollo de las raíces que permitan explorar el suelo para una mejor captación de agua y nutrientes. Algunas evidencias significativas demostraron que los mayores rendimientos se dieron con estrategias de reposición (>130 kg/ha de fertilizantes), con mejoras en los niveles de este elemento en suelo de 1 ppm en los primeros 20 cm de perfil, cuando reponemos por encima de la extracción en promedio 3 kg de fósforo por ha.

El azufre juega un papel muy importante sobre todo debido al equilibrio que presenta junto al nitrógeno, ya que, sin una cantidad suficiente de azufre, las plantas no podrían usar el nitrógeno ni otros nutrientes de manera eficiente para alcanzar su máximo potencial. Ensayos han demostrado generalmente respuestas más frecuentes en lotes con alto potencial y que generan respuestas importantes a nitrógeno y fósforo. La incorporación de azufre al manejo de la nutrición, con dosis de 10 a 15 kg/ha en promedio, mejoran el rinde en más de 700 kg/ha en ambientes de baja materia orgánica (MO), niveles de sulfatos en suelo de 0-20 cm menores a 10 ppm y ausencia de napas con sulfatos. Con respecto al manejo del fertilizante azufrado, como se trata de un nutriente con residualidad (2-3 años), su aplicación puede realizarse pensando en la secuencia de cultivos que forman parte de la rotación (al igual que el P).

Por último, y basándonos en los niveles que actualmente tenemos en los suelos, el zinc no puede faltar para lograr maíces de calidad. Tenemos registros de alta frecuencia de respuestas con mejoras en rendimientos de 600 kg/ha en promedio, con 1 ppm 0-20 cm como referencia en el análisis de suelo.

 

Ventajas de los arrancadores microgranulados

El concepto de fertilización al cultivo con los fertilizantes microgranulados presenta fundamentalmente una ventaja logística en las labores durante la siembra del cultivo. Así también un nivel de eficiencia productiva superior a los manejos frecuentes, que se asocia a la distribución y localización mejorada de los nutrientes en las zonas de absorción temprana de la radícula durante el período de emergencia del cultivo.

La clave de la tecnología es que nos permite posicionar al fertilizante junto a la semilla en el momento de la siembra sin producir fitotoxicidad. Eso nos da una ventaja sobre las fuentes tradicionales. Además, ofrecen rápidamente un aporte balanceado homogéneo de nutrientes desde el arranque. La tecnología de mezcla asegura la homogeneidad en la distribución de los nutrientes, ya que cada gránulo contiene el total de la composición de los nutrientes, maximizando la asimilación por parte de las raíces, incluso de los nutrientes con muy poca movilidad en el suelo, como el Fosforo (P) y el Zinc (Zn).

Como indicamos, una de las principales ventajas de los arrancadores microgranulados es que el tamaño de la partícula hace que es sistema suelo – planta necesite menos agua para que el nutriente sea interceptado por las raíces, lo que significa que es un factor clave en el marco de una campaña que puede presentar una escasez hídrica.


Al momento de la aplicación, los microgranulados representan varias ventajas vinculadas a que se utilizan en menores dosis que los fertilizantes tradicionales. Los planteos productivos tradicionales de 250 kg/ha de fertilizantes pueden ser manejados con dosis de 70 a 90 kg/ha de microgranulados. Esto no solo reduce costos al momento de la compra, sino que también nos permite ahorrar al momento de la aplicación al aumentar la eficiencia de la sembradora.

El cultivo de maíz es de los que mayores necesidades nutricionales tiene y por ende los que mejores respuestas ofrecen a la aplicación de tecnologías como la elección del híbrido, la densidad, y la oferta de agua y nutrientes. La fertilización es una herramienta clave para proveer los nutrientes necesarios al cultivo. El punto inicial de un buen plan de fertilización es el diagnóstico de disponibilidad de los nutrientes y dosis a aplicar, a partir del rendimiento objetivo. Luego, deberemos definir el manejo eligiendo la fuente, forma y momento de aplicación. Independientemente de la fertilidad inicial de las diferentes zonas, implementar el manejo integral de la fertilización con N, P, S y Zn permite alcanzar los mejores rendimientos.

La tecnología de los fertilizantes microgranulados generaron una mejora sustancial en el proceso de fertilización, facilitando la rápida disponibilidad de nutrientes, fundamental para una correcta emergencia y posterior desarrollo del cultivo. La utilización de esta herramienta ofrece una posibilidad valiosa cuando apuntamos a generar buenos rindes y mantener la producción en un sistema sustentable.



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